martes, 3 de marzo de 2009

Todo un tema...

El coleccionista, con el correr del tiempo, a medida que su experiencia se va haciendo mayor (y la cantidad de lapiceras también...); comienza a sentir predilección por algunas y determinadas características que tienen, siendo más sensible o proclive a coleccionarlas que otras quizás de similares condiciones.
Se dan muchas maneras de armar una colección, por época, marca, origen, tipo de plumín, tipo de carga, tipo de materiales, de tipo Europeo o Americano.
Acá empieza a abrirse el juego y dentro de la colección, esa pasión por algunas cuestiones propias de los instrumentos de escritura, en algún momento uno tiene que elegir entre dos y quedarse con una en especial porque esa lapicera es diferente y debe tenerla.
¿Cómo se arma la colección, qué cuestiones influyen para ello, sin tener en cuenta el valor, qué decide esa elección?
Espero opiniones, comentarios y fotos de lo que consideren importante para dar a conocer al resto de los coleccionistas, gracias.

6 comentarios:

  1. Desde ya que resulta un tema muy interesante para opinar, pero a la vez también es un tema bastante particular y no creo que existan dos coleccionistas que coincidan en este aspecto. Conozco quienes se inclinan por coleccionar lapiceras de un determinado fabricante, inclusive hasta un determinado modelo, otros optan por elegir las de una época, algunos prefieren las que tienen alguna característica en común (sistema de carga, material de construcción, uso al que se destina, etc.), algunos mas materialistas deciden coleccionar pensando en la inversión y su posibilidad de acrecentamiento y recupero, otros simplemente juntan todas las que le pasan cerca sin orden ni plan alguno y deben existir algunos casos mas que no me vienen a la memoria en este momento.
    En mi caso particular comencé coleccionando un modelo de una marca: Parker 51, quizás influenciado en primer lugar por mi propensión natural de estudiar todo lo posible sobre cualquier actividad que encaro. En este caso en particular nada mejor que elegir una lapicera clásica que siempre me atrajo, que fue fabricada durante un importante período y en gran cantidad, por lo que resulta posible conseguirla con relativamente bajo esfuerzo y a precios razonables y sobre la que existe una proliferación de material escrito y fotográfico de fácil acceso que permite realizar clasificaciones de las piezas a las que se accede, teniendo en cuenta distintos factores como el color, el capuchón, el sistema de carga, el año de fabricación, el origen, etc..
    Claro que esa especialización no me duró mucho, porque a medida que avanzaba con la colección comenzaron a aparecer e interesarme lapiceras de modelos similares como por ejemplo la Parker 21, otras que eran imitaciones con ó sin la marca Parker, lápices y bolígrafos complementarios, lapiceras de otras marcas con diseños similares ó copiados de la 51, como por ejemplo la Waterman Taperite, la Zenith italiana, etc. etc..
    Posteriormente y de manera un tanto inexplicable me fui extendiendo hacia el resto de los modelos de la empresa Parker, especialmente la Vacumatic y la 75, dos lapiceras que siempre fueron de mi gusto personal y que cuentan también con una amplia variedad de modelos y de diseños y que requieren de bastante estudio para lograr encarar una colección medianamente organizada.
    Finalmente y casi sin darme cuenta fui adquiriendo interés por prácticamente todo tipo de lapicera que posea determinadas características que mi gusto personal considera como suficientes para merecer su colección.
    Reflexionando sobre esta progresión en mi actividad como coleccionista de lapiceras, todo parecería indicar que en realidad he sufrido una involución desde lo específico y analítico hacia una diversidad bastante cercana al desorden, pero me permito justificarme alegando que resulta muy difícil para un amante de las estilográficas dejar pasar la oportunidad de adquirir y disfrutar alguna joya que se pone a nuestro alcance aunque no se trate de la marca o modelo de nuestro amor primitivo.
    Esta es, en pocas palabras, la historia de mi actividad como coleccionista de lapiceras, que sorprendentemente difiere con respecto a la de coleccionista de sellos postales, en la cual me he mantenido fiel a mi primer amor que fueron y son los sellos de correo ordinario de la Argentina.
    Ahora bien, si me preguntaran como debería encararse una colección de lapiceras, recomendaría sin ninguna duda elegir algún fabricante, modelo, característica, época o algún otro aspecto que resultara de interés y tratar de ceñirse a avanzar en el estudio y análisis progresivo de esa característica a medida que se va avanzando en la colección, no solamente para llevar a cabo la actividad con un cierto orden de base, sino fundamentalmente porque de esa manera es mucho más probable que se vaya acumulando en el camino del coleccionismo una mayor cantidad de satisfacciones en función de los éxitos que se van obteniendo y del conocimiento que se va adquiriendo, mientras que en la línea de la diversidad y el desorden los éxitos que se puedan obtener serán siempre parciales y no habrá esa acumulación de satisfacciones a que nos hemos referido.
    Por cierto soy conciente que estas son apreciaciones personales y que debe haber aficionados cuya opinión sobre este tema difiera absolutamente, porque por sobre todas las cosas el coleccionista con su actividad trata de procurarse un goce, una satisfacción y sobre esta intención y la manera de llevarla a cabo no conozco ningún tratado escrito que sea de aplicación exclusiva.
    Osvaldo, 6/3/2009

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  2. Osvaldo, agradezco tu comentario y creo que si bien como dices es mejor seguir algún modelo o marca, creo que la diversidad en un principio sirve para acomodarse en cuanto a la preferencia y el conocimiento que se va adquiriendo permitirá ir ajustando más el perfil del instrumento de escritura elegido...
    Me surge del tema algo que no se tuvo en cuenta y puede ser un factor movilizador de la búsqueda, a veces frenética y obsesiva de ese objeto: ¿Cuanto hay de nostálgico?
    Alejandro, 6/3/2009

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  3. Estimado Alejandro, no conozco ningún coleccionista de lapiceras en el que no haya influído en menor o mayor grado la nostalgia como un elemento potenciador de su dedicación. Es probable que la nostalgia sea uno de los incentivos en el afán de atesorar objetos de todo tipo y estoy seguro que es el factor determinante de mayor importancia en el caso de las estilográficas; basta escuchar las conversaciones en las reuniones de coleccionistas para disipar todo tipo de dudas sobre esa incidencia relevante.
    Quien de nosotros no habló en alguna oportunidad sobre aquella lapicera que utilizó cuando era un niño y que aún conserva ó que desapareció no sabe como. En particular recuerdo en este momento una austera “Muñeca” azul oscura con capuchón cromado y de pluma descubierta que me acompañó varios años de mi niñez y que era tan precaria que su sistema de carga era un saco de goma descubierta y la pluma no poseía iridium ni ningún otro material especial, sino que simplemente se trataba del mismo metal aplanado en sus extremos. La verdad que no era un instrumento de escritura para destacar pero representaba un avance importante sobre el portapluma con su pluma cucharita que era necesario mojar constantemente en el tintero de mi pupitre y que había sido mi compañero para garabatear las letras iniciales. No tengo idea de donde fue a parar esa lapicera, pero estoy seguro que la nostalgia es el único factor que hace que la recuerde con un sentimiento de cariño.
    Osvaldo, 8/3/2009

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  4. Osvaldo. Buenos dìas. Si bien comentas que parte de tu primer amor de coleccionista fueron los sellos postales (estampillas), a mi me ocurre lo mismo, y lo que me permitiò desarrollar las colecciones de diferentes paìses fueron los catàlogos que me ponìan en orden y me permitìan identificar lo que tenìa ante mì.
    Pues siendo un amante de la escritura con pluma fuente, poseo 2 Parker, una de la dècada del 90`y otra de los 80`pero desconociendo a què modelo pertenecen. Si bien ambas funcionan y las tengo en uso, ahora he recibido una Sonnet, y esta es la primera lapicera que le conozco su nombre y apellido. Pues, bien, mi gran pregunta es si existe alguna especie de catàlogo de lo que existiò, que me permita identificar lo que està frente a mis ojos. Desde ya agradecido por toda aclaraciòn respecto al tema. Un saludo, Carlos

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  6. Estimado Carlos Alberto:
    Te escribe el dueño del blog.

    Sugiero te suscribas como amigo para recibir nueva información.

    Aparte de esta forma en un mail con datos tuyos se pueden recibir fotos y ayudarte a ubicar el modelo de cada una de las lapiceras que tienes, te comento que la info es reservada, pues los mail y los comentarios se revisan antes de ser publicados en el blog.

    También en google si buscas por Parker, modelos, años, puede llegar a encontrarse.

    Si te interesa coleccionar lapiceras, te espero aquí.
    Atentamente,
    Alejandro

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